EL EJE INTESTINO-CEREBRO, CONCEPTOS ESENCIALES Y SU IMPACTO EN LA SALUD

El ser humano alberga una compleja comunidad de microorganismos que, durante décadas, pasó inadvertida para la ciencia. Sin embargo, descubrimientos recientes han revelado que esta microbiota intestinal, compuesta mayoritariamente por bacterias de los filos Firmicutes y Bacteroidetes, desempeña un papel crucial en la comunicación bidireccional entre el intestino y el sistema nervioso central (SNC). A esta compleja interacción se le conoce como “eje intestino-cerebro” (Zhang et al., 2022; Marano et al., 2023).

 

¿QUÉ ES EL EJE INTESTINO-CEREBRO?

El eje intestino-cerebro (también conocido como Gut-Brain Axis, GBA) representa un “sistema de comunicación”, que conecta el tracto gastrointestinal con el cerebro a través de vías neuronales, endocrinas e inmunológicas (Margolis, Cryan & Mayer, 2021; Zhang et al., 2022).

Esta sistema se compone de:

  • Señales neuronales. En gran parte mediadas por el nervio vago, que trasfiere la información entre el intestino y regiones cerebrales implicadas en la emoción, la memoria y la cognición (Marano et al., 2023).
  • Señales endocrinas. Hormonas y neurotransmisores, como la serotonina y el GABA, que pueden ser producidos (o modulados) por la propia microbiota (Zhu et al., 2022).
  • Señales inmunológicas. La microbiota participa en la maduración y activación del sistema inmune, influyendo así en procesos inflamatorios y en la respuesta frente a patógenos (Marano et al., 2023).

Gracias a este eje, las alteraciones que ocurren en el intestino (por ejemplo, disbiosis o cambios en la permeabilidad intestinal) pueden repercutir en el cerebro y viceversa, con implicaciones en el estado de ánimo, la cognición y la salud mental, entre otros (Cryan & Mazmanian, 2022).

 

LA MICROBIOTA INTESTINAL

La microbiota intestinal se caracteriza por su diversidad y dinamismo.

  • Además, facilita el proceso digestivo y la absorción de nutrientes, contribuyendo a la obtención de energía (Marano et al., 2023).
  • Estimula las defensas a través del “efecto barrera”; la presencia de bacterias comensales impide la invasión de patógenos foráneos y regula la inflamación (Zhang et al., 2022)
  • Produce o modula neurotransmisores, como el ácido γ-aminobutírico (GABA) o la serotonina, que influyen en procesos cerebrales relacionados con el estado de ánimo y el comportamiento (Zhu et al., 2022; Marano et al., 2023).

La composición de la microbiota puede verse afectada por factores tan diversos como la edad, la genética, la dieta, el uso de medicamentos o el estilo de vida (Ratto et al., 2022; Dos Santos & Galiè, 2024). Esto se traduce en una gran variabilidad interindividual y explica por qué cada persona alberga un “ecosistema” microbiano único y dinámico.

 

PERMEABILIDAD INTESTINAL Y “BARRERA” PROTECTORA

En condiciones normales, el intestino actúa como una barrera selectiva que permite la absorción de nutrientes esenciales y, al mismo tiempo, impide la entrada de microorganismos y toxinas (Schoultz & Keita, 2020). Sin embargo, ciertos factores pueden dañar esta “puerta de seguridad”:

 

  • Infecciones gastrointestinales (bacterias, virus, hongos o parásitos). Uso continuado de fármacos como antiinflamatorios o inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, pantoprazol, etc.).
  • Dieta elevada en grasas saturadas y alimentos ultraprocesados​​, junto con bajo consumo de fibra (Gómez Senent, 2021; Usuda, Okamoto & Wada, 2021).
  • Puede debilitar progresivamente la integridad de la barrera intestinal (Ratto et al., 2022).

Cuando esta permeabilidad aumenta en exceso (popularmente conocida como intestino permeable), se favorece el paso de moléculas indeseadas, como lipopolisacáridos, que pueden detonar respuestas inflamatorias sistémicas y alterar el equilibrio de la microbiota (Farré et al., 2020). Este desajuste se relaciona con alteraciones metabólicas y cognitivas, y evidencia la importancia de un intestino “bien sellado” (Marano et al., 2023).

 

IMPLICACIONES EN LA SALUD MENTAL Y NEUROLÓGICA

Estudios recientes señalan que la microbiota intestinal influye directamente en procesos fisiológicos cerebrales como la neurogénesis, la mielinización y la función de la microglía (Zhang et al., 2022). Así, se han propuesto vínculos de la disbiosis intestinal con enfermedades neurodegenerativas y trastornos psiquiátricos:

  • Enfermedades como el Alzheimer o Parkinson podrían verse afectadas por alteraciones en la microbiota y la capacidad inflamatoria intestinal (Margolis, Cryan & Mayer, 2021).
  • Depresión y ansiedad han sido asociadas con alteraciones en la composición microbiana y en el eje intestino-cerebro (Zhu et al., 2022).
  • Trastornos del desarrollo (p. ej., autismo) podrían tener en la microbiota un factor de riesgo o un modulador de la sintomatología (Cryan & Mazmanian, 2022).

Aunque aún faltan estudios más amplios y concluyentes, la evidencia apunta a que restaurar o modular la microbiota intestinal (con probióticos, prebióticos o intervenciones dietéticas específicas) podría abrir nuevas vías terapéuticas para ciertas enfermedades neuropsiquiátricas (Ratto et al., 2022).

 

FACTORES CLAVE

  • Dieta equilibrada: priorizar alimentos ricos en fibra (frutas, verduras, cereales integrales) que promuevan bacterias beneficiosas y evitar el exceso de grasas saturadas y procesadoras (Usuda, Okamoto & Wada, 2021).
  • Hábitos saludables: un sueño adecuado y la reducción del estrés favorecen el equilibrio de la microbiota, mientras que la privación crónica de descanso puede romper la homeostasis circadiana e impactar en la composición microbiana (Dos Santos & Galiè, 2024).
  • Uso racional de fármacos: evitar el consumo prolongado de antiinflamatorios o inhibidores de la bomba de protones sin supervisión, ya que pueden alterar significativamente la barrera intestinal (Gómez Senent, 2021).

Por  todo ello y para concluir, presentar una microbiota diversa y equilibrada es esencial no solo en los procesos digestivos, sino también para la función cerebral, el estado de ánimo y la prevención de numerosas patologías (Marano et al., 2023). Aunque aún queda mucho por investigar, la evidencia disponible sugiere que cuidar nuestro intestino, a través de la dieta y el estilo de vida, podría ser el eje vertebrador del desarrollo de una buena calidad de vida.

 

BIBLIOGRAFÍA

Cryan, J. F., & Mazmanian, S. K. (2022). Microbiota-brain axis: Context and causality. Science (New York, N.Y.), 376(6596), 938–939. https://doi.org/10.1126/science.abo4442

Dos Santos, A., & Galiè, S. (2024). The Microbiota-Gut-Brain Axis in Metabolic Syndrome and Sleep Disorders: A Systematic Review. Nutrients, 16(3), 390. https://doi.org/10.3390/nu16030390

Farré, R., Fiorani, M., Abdu Rahiman, S., & Matteoli, G. (2020). Intestinal Permeability, Inflammation and the Role of Nutrients. Nutrients, 12(4), 1185. https://doi.org/10.3390/nu12041185

Gómez Senent, S. (2021). Universo microbiota. (M. Galán Bravo, Pról.). Barcelona: Plataforma Editorial.

Marano, G., Mazza, M., Lisci, F. M., Ciliberto, M., Traversi, G., Kotzalidis, G. D., De Berardis, D., Laterza, L., Sani, G., Gasbarrini, A., & Gaetani, E. (2023). The Microbiota-Gut-Brain Axis: Psychoneuroimmunological Insights. Nutrients, 15(6), 1496. https://doi.org/10.3390/nu15061496

Margolis, K. G., Cryan, J. F., & Mayer, E. A. (2021). The Microbiota-Gut-Brain Axis: From Motility to Mood. Gastroenterology, 160(5), 1486–1501. https://doi.org/10.1053/j.gastro.2020.10.066

Ratto, D., Roda, E., Romeo, M., Venuti, M. T., Desiderio, A., Lupo, G., Capelli, E., Sandionigi, A., & Rossi, P. (2022). The Many Ages of Microbiome-Gut-Brain Axis. Nutrients, 14(14), 2937. https://doi.org/10.3390/nu14142937

Schoultz, I., & Keita, Å. V. (2020). The Intestinal Barrier and Current Techniques for the Assessment of Gut Permeability. Cells, 9(8), 1909. https://doi.org/10.3390/cells9081909

Usuda, H., Okamoto, T., & Wada, K. (2021). Leaky Gut: Effect of Dietary Fiber and Fats on Microbiome and Intestinal Barrier. International journal of molecular sciences, 22(14), 7613. https://doi.org/10.3390/ijms22147613

Zhang, H., Chen, Y., Wang, Z., Xie, G., Liu, M., Yuan, B., Chai, H., Wang, W., & Cheng, P. (2022). Implications of Gut Microbiota in Neurodegenerative Diseases. Frontiers in immunology, 13, 785644. https://doi.org/10.3389/fimmu.2022.785644

Zhu, F., Tu, H., & Chen, T. (2022). The Microbiota-Gut-Brain Axis in Depression: The Potential Pathophysiological Mechanisms and Microbiota Combined Antidepression Effect. Nutrients, 14(10), 2081. https://doi.org/10.3390/nu14102081

 

 

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Claudia García Abad

Claudia García Abad es una destacada profesional en el campo de la Nutrición Humana y Dietética, con amplia experiencia en nutrición deportiva, nutrición clínica y educación para la salud.

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