En el panorama actual de la investigación nutricional, la Dieta Mediterránea emerge como un tema de gran interés. Este patrón dietético- nutricional, arraigado en los hábitos alimenticios de las civilizaciones del Mediterráneo en la década de 1960, ha captado la atención de la comunidad científica debido a sus notables beneficios para la salud y su potencial impacto en el envejecimiento saludable (Andreo-López et al., 2023)
El término «DietMed», fue acuñado por primera vez por el prominente científico Ancel Keys, se refiere a un patrón alimenticio caracterizado por un alto consumo de aceite de oliva, alimentos vegetales, pescado y aves de corral, junto con una moderada ingesta de lácteos y vino. Esta dieta se ha asociado de manera consistente con una menor incidencia de enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares y metabólicas, así como con una mayor esperanza de vida. La base nutricional de la Dieta Mediterránea radica en su riqueza de componentes bioactivos, incluyendo vitaminas, minerales, polifenoles, fibra y ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados. Estos compuestos, presentes en alimentos como el aceite de oliva, pescado y vegetales, han demostrado tener efectos protectores contra la inflamación y el estrés oxidativo, dos procesos implicados en el desarrollo de enfermedades crónicas y el envejecimiento (Dominguez et al., 2021; Mazza et al., 2021). Por ello, la adopción integral de la Dieta Mediterránea como estilo de vida nutricional podría ser un factor clave en la prevención y manejo de múltiples patologías.
ALGUNOS BENEFICIOS DE LA DIETA MEDITERRÁNEA
MODULA LA MICROBIOTA INTESTINAL
La dieta juega un papel crucial en la composición y función la microbiota intestinal. Algunos nutrientes presentes en la dieta pueden afectar la estructura y función de esta, lo que a su vez puede modular la función inmunológica, metabólica e inflamatoria del organismo. La evidencia sugiere efectos beneficiosos en el microbioma, favoreciendo la diversidad microbiana, especialmente en el colon. Se ha observado una asociación entre la dieta mediterránea y una reducción en la población de ciertas bacterias, como Clostridium, y un aumento en otras, como Bacteroidetes y Firmicutes.
Además, las variaciones en la microbiota intestinal se han relacionado con el desarrollo de enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares, la obesidad y la diabetes tipo 2. Se ha demostrado que la dieta puede modular la composición de la microbiota, y los polifenoles presentes en la dieta mediterránea desempeñan un papel clave en este proceso. Estos compuestos pueden modificar la población bacteriana y su metabolismo, lo que a su vez puede tener efectos metabólicos beneficiosos, como mejoras en el control glucémico. Además, el alto contenido de fibra en la dieta mediterránea ha demostrado tener efectos beneficiosos sobre la microbiota intestinal y la salud cardiovascular, al aumentar la cantidad de bacterias beneficiosas y reducir la inflamación y el colesterol sérico (Andreo-López et al., 2023; Merra et al., 2020).
POTENCIA LA SALUD ÓSEA
Aunque la evidencia sobre la relación entre la dieta mediterránea y la salud ósea es limitada, algunos estudios sugieren que seguir este patrón dietético podría estar asociado con un menor riesgo de fractura de cadera. Se ha observado una asociación entre una mayor adherencia a la dieta mediterránea y una reducción en la tasa de fractura de cadera en estudios de cohortes. Se cree que los productos lácteos fermentados, como el yogur, presentes en la dieta mediterránea, pueden ser especialmente beneficiosos para la salud ósea debido a su contenido de calcio, proteínas y probióticos. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para comprender completamente la relación entre la dieta mediterránea y la salud ósea, así como para establecer una asociación directa entre la adherencia a este patrón dietético y la incidencia de fracturas por fragilidad (Dominguez et al., 2021).
INFLUENCIA EN LA OBESIDAD Y LA DIABETES TIPO 2
Numerosos estudios han evaluado los efectos de la dieta mediterránea en la incidencia de diabetes tipo 2, encontrando asociaciones inversas significativas entre la adherencia a este patrón dietético y el riesgo de desarrollar la enfermedad. Por ejemplo, el proyecto prospectivo SUN en España reveló que cada aumento en la puntuación de la dieta mediterránea se asoció con un menor riesgo de diabetes tipo 2 (Galbete et al., 2015). Esta relación se ha observado tanto en estudios observacionales como en ensayos de intervención, lo que subraya la importancia de la dieta mediterránea como una estrategia eficaz para la prevención de la obesidad y la diabetes tipo 2 (Dominguez et al., 2021).
BIBLIOGRAFIA
Andreo-López, M. C., Contreras-Bolívar, V., Muñoz-Torres, M., García-Fontana, B., & García-Fontana, C. (2023). Influence of the Mediterranean Diet on Healthy Aging. International journal of molecular sciences, 24(5), 4491. https://doi.org/10.3390/ijms24054491
Dominguez, L. J., Di Bella, G., Veronese, N., & Barbagallo, M. (2021). Impact of Mediterranean Diet on Chronic Non-Communicable Diseases and Longevity. Nutrients, 13(6), 2028. https://doi.org/10.3390/nu13062028
Galbete, C., Toledo, E., Toledo, J. B., Bes-Rastrollo, M., Buil-Cosiales, P., Marti, A., Guillén-Grima, F., & Martínez-González, M. A. (2015). Mediterranean diet and cognitive function: the SUN project. The journal of nutrition, health & aging, 19(3), 305–312. https://doi.org/10.1007/s12603-015-0441-z
Mazza, E., Ferro, Y., Pujia, R., Mare, R., Maurotti, S., Montalcini, T., & Pujia, A. (2021). Mediterranean Diet In Healthy Aging. The journal of nutrition, health & aging, 25(9), 1076–1083. https://doi.org/10.1007/s12603-021-1675-6
Merra, G., Noce, A., Marrone, G., Cintoni, M., Tarsitano, M. G., Capacci, A., & De Lorenzo, A. (2020). Influence of Mediterranean Diet on Human Gut Microbiota. Nutrients, 13(1), 7. https://doi.org/10.3390/nu13010007
