DIETA CETOGÉNICA: BENEFICIOS, ERRORES COMUNES Y CONSIDERACIONES A LARGO PLAZO

La dieta cetogénica (KD) ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente como una estrategia para la reducción de masa grasa, la recomposición corporal, en la mejora del control glucémico y su efecto potencial en la remisión de la diabetes tipo 2 (Zhou et al.,2022) y la  posible mejora del rendimiento físico en el ámbito deportivo. Aunque su uso se originó en la década de 1920 como tratamiento para la epilepsia refractaria en niños, y sigue siendo una opción terapéutica válida en estos casos, en la actualidad ha captado más atención por su potencial efecto en la pérdida o reducción de masa grasa y recomposición corporal (Wheless, 2008; Paoli et al., 2023).

Introducción

La dieta cetogénica se basa en la reducción de carbohidratos, limitándolos a menos de 30-40 gramos al día (o menos del 5% de la ingesta calórica total). Esto promueve que el cuerpo entre en un estado metabólico llamado cetosis, caracterizado por una disminución significativa de la disponibilidad de glucosa como fuente primaria de energía. En este contexto, se estimula la movilización de los ácidos grasos desde los depósitos de tejido adiposo (“grasa”), los cuales son transportados al hígado para ser oxidados mediante β-oxidación. Este proceso da lugar a la síntesis de cuerpos cetónicos —acetoacetato, beta-hidroxibutirato y acetona—. Es importante señalar que, si bien los cuerpos cetónicos son utilizados como sustrato energético por tejidos con alta demanda metabólica, como el cerebro, los ácidos grasos siguen siendo una fuente importante de energía para otros tejidos, en particular el músculo esquelético y el miocardio. Los cuerpos cetónicos, a diferencia de los ácidos grasos, tienen la capacidad de atravesar la barrera hematoencefálica, lo que los convierte en la principal fuente de energía para el sistema nervioso central durante el estado cetogénico, compensando la disminución de glucosa disponible (Paoli et al., 2023).

Beneficios potenciales de la dieta cetogénica

  1. Pérdida de grasa y recomposición corporal. La dieta cetogénica permite que el cuerpo acceda más fácilmente a sus reservas de grasa, facilitando su pérdida sin la «sensación constante de hambre». Los cuerpos cetónicos, en particular el beta-hidroxibutirato, tienen efectos supresores del apetito (Ashtary-Larky et al., 2022).
  2. Mejora de la composición corporal. En el ámbito deportivo, la dieta cetogénica bien formulada puede favorecer la preservación de masa muscular mientras se reduce la grasa corporal. Este enfoque es especialmente útil en deportes de resistencia y en aquellos que requieren control de peso, como el culturismo o deportes de categorías de peso (Vargas-Molina et al., 2022).
  3. Mejora de la salud cardiometabólica. Se ha observado que las dietas cetogénicas mejoran la sensibilidad a la insulina, reducen los triglicéridos y mejoran el perfil lipídico en algunos individuos, aunque este efecto puede variar entre personas (Zhou et al., 2022).

Errores comunes al seguir la dieta cetogénica

  1. No basarse en alimentos «reales». Muchos productos comercializados como «bajos en carbohidratos» pueden carecer de densidad nutricional. Es crucial priorizar alimentos “naturales” como carnes, pescados, verduras y grasas saludables (McCartney, 2017).
  2. Posible baja ingesta de frutas y  verduras. Aunque la dieta cetogénica limita los carbohidratos, no significa que se deban eliminar por completo las verduras y frutas. Estas son esenciales para proporcionar fibra y micronutrientes fundamentales para la salud. Se recomienda incluir verduras bajas en carbohidratos como espinacas, col rizada, brócoli y calabacín, así como frutas bajas en “azúcares”, como las bayas (fresas, arándanos y frambuesas), que pueden consumirse en porciones controladas (O’Neill & Raggi, 2020).
  3. No prestar atención a los electrolitos. uno de los efectos secundarios comunes durante las primeras fases de la dieta cetogénica es la gripe cetogénica o «keto flu», que incluye síntomas como fatiga, dolores de cabeza y debilidad. Esto ocurre porque, al reducir la ingesta de carbohidratos, se agotan las reservas de glucógeno, lo que provoca una rápida pérdida de agua y electrolitos (especialmente sodio, potasio y magnesio). La pérdida de estos electrolitos es clave en la aparición de estos síntomas, y por eso es esencial aumentar el consumo de agua y añadir sodio a la dieta para mantener el equilibrio de electrolitos y evitar esos efectos indeseados (McGaugh & Barthel, 2022). Además, consumir alimentos ricos en potasio y la suplementación con magnesio puede ayudar a mitigar estos síntomas.
  4. Errores  en la medición. El uso de tiras reactivas de orina para medir la cetosis es útil en las primeras etapas de la dieta cetogénica, ya que detectan la presencia de acetoacetato, uno de los cuerpos cetónicos que se excreta inicialmente. Sin embargo, una vez que el cuerpo ha alcanzado la keto-adaptación, el beta-hidroxibutirato se convierte en el cuerpo cetónico predominante en sangre, lo que limita la efectividad de estas tiras para medir la cetosis. En esta fase, para obtener una evaluación más precisa del estado de cetosis, se recomienda el uso de dispositivos que midan las cetonas en sangre o acetona en el aliento (McGaugh & Barthel, 2022).

Consideraciones a largo plazo

Aunque la dieta cetogénica ofrece beneficios a corto plazo, hay algunas consideraciones importantes que se deben tener en cuenta

  1. Deficiencias nutricionales. La restricción de alimentos como frutas, legumbres y cereales integrales en la dieta cetogénica puede conducir a deficiencias de fibra, vitaminas y minerales, lo que resalta la importancia de que este tipo de dietas sean diseñadas y supervisadas por profesionales del campo de la nutrición. Un seguimiento nutricional adecuado es fundamental para prevenir estas carencias a largo plazo y garantizar que se mantengan los niveles óptimos de micronutrientes esenciales para la salud (O’Neill & Raggi, 2020).
  2. Cambios en el perfil lipídico. Algunas personas pueden experimentar un aumento en los niveles de colesterol LDL o cambios en otros marcadores lipídicos (de manera no patológica). Por ello, es recomendable monitorear el perfil lipídico si la dieta se sigue a largo plazo (Basolo et al., 2022).
  3. Masa magra. El impacto de la KD en la masa muscular sigue siendo un tema de debate en la literatura científica. Si bien la dieta puede ayudar a preservar la masa muscular en contextos de pérdida de peso, la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva (ISSN) advierte que una dieta cetogénica puede generar mayores pérdidas de masa magra en comparación con una dieta rica en carbohidratos. Y que esto se debería en gran medida a las diferencias en la ingesta calórica y proteica, así como a los cambios en el equilibrio de líquidos (Leaf et al., 2024). Además, la baja disponibilidad de carbohidratos en la diete cetogénica, parece ser que puede dificultar la recuperación muscular post-ejercicio, especialmente en actividades de alta intensidad que requieren una rápida reposición de glucógeno muscular (Vargas-Molina et al., 2022).
  4. Flexibilidad metabólica. Parece ser que permanencias prolongadas en un estado de cetosis podría comprometer la flexibilidad metabólica, es decir, la capacidad del organismo para alternar eficientemente entre diferentes fuentes de energía, como glucosa y ácidos grasos, dependiendo de la disponibilidad de sustratos (Leaf et al., 2024).

Conclusiones

La dieta cetogénica es un enfoque nutricional que puede ofrecer beneficios en ciertos contextos y durante periodos temporales concretos. Sin embargo, para obtener resultados óptimos y evitar riesgos, es fundamental seguirla con una planificación adecuada y bajo la supervisión de un profesional de la salud, evitando deficiencias nutricionales o efectos adversos a largo plazo.

Aunque la cetosis es un estado metabólico natural, su naturaleza restrictiva puede llevar a ciertos desafíos, como la monotonía alimentaria o la falta de diversidad en nutrientes. La reintroducción de carbohidratos a partir de fuentes naturales puede ser necesaria para algunas personas, dependiendo de sus necesidades individuales y preferencias. Por todo ello, la decisión final dependerá de la respuesta individual y del contexto metabólico y clínico de cada persona.

 

Bibliografía

Ashtary-Larky, D., Bagheri, R., Bavi, H., Baker, J. S., Moro, T., Mancin, L., & Paoli, A. (2022). Ketogenic diets, physical activity and body composition: a review. The British journal of nutrition, 127(12), 1898–1920. https://doi.org/10.1017/S0007114521002609

Basolo, A., Magno, S., Santini, F., & Ceccarini, G. (2022). Ketogenic Diet and Weight Loss: Is There an Effect on Energy Expenditure?. Nutrients, 14(9), 1814. https://doi.org/10.3390/nu14091814

Leaf, A., Rothschild, J. A., Sharpe, T. M., Sims, S. T., Macias, C. J., Futch, G. G., Roberts, M. D., Stout, J. R., Ormsbee, M. J., Aragon, A. A., Campbell, B. I., Arent, S. M., D’Agostino, D. P., Barrack, M. T., Kerksick, C. M., Kreider, R. B., Kalman, D. S., & Antonio, J. (2024). International society of sports nutrition position stand: ketogenic diets. Journal of the International Society of Sports Nutrition, 21(1), 2368167. https://doi.org/10.1080/15502783.2024.2368167

McCartney M. (2017). Margaret McCartney: Promising miracle diet fixes isn’t fair on anyone. BMJ (Clinical research ed.), 358, j4226. https://doi.org/10.1136/bmj.j4226

McGaugh, E., & Barthel, B. (2022). A Review of Ketogenic Diet and Lifestyle. Missouri medicine, 119(1), 84–88.

O’Neill, B., & Raggi, P. (2020). The ketogenic diet: Pros and cons. Atherosclerosis, 292, 119–126. https://doi.org/10.1016/j.atherosclerosis.2019.11.021

Paoli, A., Bianco, A., Moro, T., Mota, J. F., & Coelho-Ravagnani, C. F. (2023). The Effects of Ketogenic Diet on Insulin Sensitivity and Weight Loss, Which Came First: The Chicken or the Egg?. Nutrients, 15(14), 3120. https://doi.org/10.3390/nu15143120

Vargas-Molina, S., Gómez-Urquiza, J. L., García-Romero, J., & Benítez-Porres, J. (2022). Effects of the Ketogenic Diet on Muscle Hypertrophy in Resistance-Trained Men and Women: A Systematic Review and Meta-Analysis. International journal of environmental research and public health, 19(19), 12629. https://doi.org/10.3390/ijerph191912629

Wells, J., Swaminathan, A., Paseka, J., & Hanson, C. (2020). Efficacy and Safety of a Ketogenic Diet in Children and Adolescents with Refractory Epilepsy-A Review. Nutrients, 12(6), 1809. https://doi.org/10.3390/nu12061809

Wheless J. W. (2008). History of the ketogenic diet. Epilepsia, 49 Suppl 8, 3–5. https://doi.org/10.1111/j.1528-1167.2008.01821.x

Zhou, C., Wang, M., Liang, J., He, G., & Chen, N. (2022). Ketogenic Diet Benefits to Weight Loss, Glycemic Control, and Lipid Profiles in Overweight Patients with Type 2 Diabetes Mellitus: A Meta-Analysis of Randomized Controlled Trails. International journal of environmental research and public health, 19(16), 10429. https://doi.org/10.3390/ijerph191610429

 

 

 

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